La Inteligencia Artificial está transformando el mundo del trabajo y los mercados financieros a una velocidad sin precedentes. ¿Cómo impactará en el empleo? ¿Es una buena idea invertir en empresas de IA? En este artículo, analizamos los datos y la evidencia para entender mejor los cambios y cómo posicionar nuestras inversiones de manera inteligente.
Hace unos años mirábamos películas que nos hacían fantasear con la idea de que los robots cobrarían vida y voluntad propia y que incluso podrían dominar el mundo, eso sí, en un futuro muy pero muy lejano. Hoy nos encontramos con que los cambios se han acelerado y la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) llegó para quedarse, trayendo a la mesa cuestiones que veíamos como ciencia ficción en esas películas hace solamente algunos años.
Dicho todo lo anterior, las preguntas que surgen son: ¿la IA está generando pérdida de puestos de trabajo y peores condiciones de bienestar para la humanidad? ¿Las empresas de tecnología e IA serán las de mayor crecimiento de aquí en adelante? ¿Cómo hacer para participar del crecimiento de la IA con mis inversiones controlando el riesgo de estas?
La información y la distorsión son muy grandes por lo que intentaré ceñirme a lo que dicen los datos y apelar a un análisis objetivo libre de emociones y sesgos.
La IA, el mercado de trabajo y la productividad
No quedan dudas que la IA es la mayor disrupción tecnológica que altera la naturaleza del trabajo desde la aparición de los ordenadores personales, empujando nuevamente la frontera de la productividad[1] de la economía. Al igual que sucedió con los computadores y anteriores disruptores, la IA ha destruido puestos de trabajo y a su vez ha generado nuevos y de mayor calidad. Como lo demuestran estudios del prestigioso instituto McKinsey Global Institute [2], el empleo ha aumentado de forma sostenida en la gran mayoría de los períodos de crecimiento de la productividad del trabajo en todas las regiones del mundo. Por lo tanto, de acuerdo con la evidencia, podemos concluir que mayor productividad conlleva a más puestos de trabajo.
Un ejemplo muy ilustrativo es el caso del mítico vehículo Ford T. En seis años, la cantidad de modelos T producidos por trabajador se triplicó, pasando de 8 a 21. Eso es productividad. Pero al mismo tiempo, el precio de un modelo T se redujo a menos de la mitad, de USD 950 por coche en 1909 a USD 440 en 1915. Como resultado, la demanda de compra de automóviles simplemente se disparó. Y así, en lugar de disminuir, el empleo en la industria automotriz se disparó y el número de personas empleadas aumentó. Esto se debió a que los consumidores demandaron más bienes. Es cierto que la industria automotriz fue acabando paulatinamente con otras industrias y consigo otros trabajos (ej: industria de los carruajes tracción a sangre), así como fue creando o dinamizando nuevos sectores (ej: turismo). De esto se trata “La Destrucción Creativa” Schumpeteriana, y parecería que su tesis se mantiene vigente.
Sin embargo, para entender el comportamiento de los humanos y nuestra preocupación ante los cambios tecnológicos, recordemos que nuestra configuración cerebral pensada para sobrevivir sobre pondera los hechos del presente (pérdidas de trabajo de la industria obsoleta hoy) e infravalora los hechos del futuro que aún no son tácitos (crecimiento de las nuevas industrias que acaban creando más puestos de trabajo de los que existían). Es por esto que a veces nos cuesta tanto digerir los cambios tecnológicos en el mundo del trabajo.
Los datos son elocuentes, desde la aparición del computador personal y el internet en los Estados Unidos, se crearon 19,3 millones de nuevos puestos de trabajo y se destruyeron 3,5 millones, obteniendo una ganancia neta de 15,8 millones de puestos.[2]
De la misma manera podemos ver en el Gráfico 1 como el desempleo en el mundo se encuentra en mínimos de los últimos 20 años y logró caer por debajo de los mínimos pre Covid 19. El fenómeno alcanzó a casi todas las regiones del mundo como se puede ver en el Gráfico 2.
Fuente: Banco Mundial
Gráfico 2
Fuente: Banco Mundial
Concluyendo, reconocemos que el desempleo no es un fenómeno unidimensional y variables demográficas como la natalidad y el envejecimiento de la población también determinan la trayectoria de este. El análisis realizado tuvo como objetivo desmitificar con evidencia y análisis lógico la relación entre las nuevas tecnologías y la creación de nuevos puestos de trabajo.
Cómo invertir: ¿es recomendable apostar a las empresas de IA?
Llegó la hora de hablar de inversiones. ¿Cómo proteger y hacer crecer nuestro patrimonio ante tanta incertidumbre y cambios vertiginosos? Nuestra respuesta es muy simple, pero no fácil.
En el Gráfico 3 podemos ver el retorno de los distintos sectores de las mayores 500 empresas de Estados Unidos a lo largo de los últimos años. Los sectores están ordenados de mayor a menor retorno cada año:
Gráfico 3
Fuente: Dimensional Fund Advisors
Como podemos ver, ningún sector es “ganador” de forma consistente año tras año y a pesar del crecimiento de la IA y las empresas tecnológicas en los últimos años, el sector de tecnología estuvo entre los peores en 2016 y 2022, contrario a la intuición. Lo que determina el retorno esperado de las empresas no es su sector de actividad sino su costo de capital. Mismo dentro de un sector en particular existen empresas con diferente tamaño y estructura de capital.
¿Prestarías dinero a la misma tasa de interés a un banco pequeño agresivo en su política de préstamos que a un banco grande establecido con menor apalancamiento? La respuesta es NO, ya que vemos mayor riesgo y mayores potenciales retornos en la operativa del banco pequeño, por lo tanto, le exigiríamos una tasa mayor.
Recapitulando, no creemos sensato sobre ponderar nuestras inversiones en el sector/empresas de tecnología e IA. Además de los argumentos expuestos anteriormente, es importante destacar que estos sectores “estrella” o “ganadores”:
Un portafolio globalmente diversificado, levemente inclinado hacia empresas pequeñas, de valor y con sólidas ganancias es, según la evidencia, la alternativa más exitosa para capturar los beneficios de la prosperidad y la innovación tecnológica.
Ec. Juan Martín Rodríguez, CFA
[1] Productividad: Capacidad o grado de producción por unidad de trabajo, superficie de tierra cultivada, equipo industrial, etcétera
[2] https://www.mckinsey.com/featured-insights/future-of-work/what-can-history-teach-us-about-technology-and-jobs
[4] https://www.vanguardsouthamerica.com/en/home/insights/expert-perspectives/diversify-beyond-tech?cmpgn=
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